viernes, 2 de octubre de 2009

LA SOLEDAD DE LOS EDUCADOS


Millón y medio de jubilados vivimos completamente solos en España, más de la cuarta parte. Las administraciones no disponen de medios para aliviar la situación desesperanzada en que vivimos y carecemos de parientes a quienes pedir ayuda. Las pensiones, en general, nos sitúan muy por debajo del umbral de pobreza y no digamos los que cobramos la mínima…
Los centros de mayores que conozco no sirven para paliar verdaderamente los efectos devastadores de esta soledad. Funcionan con exigencias burocráticas poco compasivas o sencillamente despiadadas y, algunos, son auténticos reinos de taifa. en los que unos funcionarios -mediocres y ambiciosos- han organizado su pequeño dominio, donde “esos viejecitos” son unos seres molestos que “tenemos que domesticar”.
Somos lo bastante numerosos como para que tratemos de encontrar soluciones por nosotros mismos. Muchos de nosotros conservamos entera la lucidez y la “·marcha”. Tal vez formamos la última generación que recibió verdadera educación, ahora que la educación y las buenas costumbres han pasado de moda y nombrarla constituye una especie de sacrilegio ideológico. Estamos suficientemente preparados para organizarnos y encontrar el modo de juntar nuestras soledades, a fin de convertirlas en algo útil para la gran comunidad que formamos.
Debemos buscar y encontrar el modo de comunicarnos y organizarnos.
Luis Melero